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témpanos de miedo, enormes en la noche entera.

la noche del cuerpo, donde el viento ya se congeló y el mar duele un montón.

desierto de cemento donde se quema mi espíritu, brillante por la multiplicidad del sol, en los miles de reflejos me quedo ciego.

si ya estaba ciego antes, estar más ciego no debiera representar
inconveniente alguno.

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